top of page
cabecera web ibcd 5.jpg

¿QUIERES SER MIEMBRO?

En IBCD creemos en el concepto y práctica de la membresía. No todo el que asiste a una iglesia es miembro de ella ni debería reconocérsele como tal. La membresía es necesaria para saber quiénes realmente forman parte de una congregación y a quiénes deben de cuidar los pastores de una forma particular. Para ser reconocido como miembro de IBCD se deben de dar una serie de requisitos.

¿QUÉ ES SER MIEMBRO DE UNA IGLESIA LOCAL?

Un miembro de la iglesia es una persona que está oficial y públicamente reconocido por una iglesia local como parte de la familia de la fe, como alguien que ha nacido de nuevo. Es alguien que ha confesado a Cristo, ha dado testimonio público de su fe en Él pasando por las aguas del bautismo, y da fruto del Espíritu Santo. Ahora, en virtud de su pertenencia a la expresión local del Cuerpo de Cristo, tiene la responsabilidad de velar y cuidar a otros creyentes, edificándolos, animándolos, exhortándolos… La membresía conlleva un compromiso voluntario de identificación, sujeción y comunión con una comunidad de fe claramente delimitada. Implica amor y responsabilidad hacia Dios y hacia los pastores y el resto de miembros. 

La membresía de la iglesia local es la forma en que demarcamos los límites de la congregación. Es en el contexto de una membresía formalmente asumida y reconocida donde el creyente es pastoreado, cuidado y nutrido. Es allí donde pone sus dones en operación y lleva a cumplimiento todos los deberes mutuos que encontramos en el N.T de “los unos a los otros”.

Dios diseñó la iglesia local como lugar para desarrollar y mantener una vida espiritual saludable y equilibrada, a pesar de que, de este lado de la eternidad, la iglesia local estará muy lejos de ser una comunidad perfecta.

Así pues, la membresía es importante porque:

  1. Es un principio bíblico.

  2. Nos enseña a quiénes debemos amar, servir, advertir y alentar de una manera más comprometida (Ef. 4:11-16, 25-32).

  3. Delimita quienes son nuestros líderes locales puestos por Dios para edificación de nuestras vidas (Heb. 13:17).

  4. Ayuda a los líderes a nivel práctico. Sabrán por quiénes han de rendir cuentas delante del Señor.

  5. Permite que haya disciplina en la congregación, la cual guarda a la iglesia de muchas enfermedades espirituales.

  6. Enseña a los incrédulos que haya una clara línea de separación entre los hijos de luz y los hijos de las tinieblas.

En contraste con lo dicho, podemos definir lo que NO es un miembro:

Alguien que meramente asiste asiduamente o esporádicamente pero que no se compromete firme y seriamente con la iglesia ni con sus miembros.

  1. No se compromete, ni busca involucrarse activamente a practicar el amor en comunidad de los unos con los otros.

  2. No se deja pastorear.

  3. No se deja corregir, amonestar o disciplinar por el resto de la iglesia.

Visto esto, una persona que asiste a la iglesia no es un miembro en la práctica, aunque en algún momento pasado haya sido reconocido de manera formal como tal. Y aparte de esto, no todo miembro oficial, es realmente hijo de Dios, sólo Cristo sabe los que realmente son suyos, ya que sólo Dios ve de un modo perfecto quién le pertenece, así que en medio de las ovejas inevitablemente habrá también lobos (2ª Tim. 2:19; 1ª Juan 2:19; Hechos 20:28-30).

bottom of page