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¿EN QUÉ CREEMOS?

En la Iglesia Bíblica Coram Deo creemos las siguientes doctrinas básicas:

1. SOBRE LAS SAGRADAS ESCRITURAS:

Creemos que la Biblia es la revelación escrita de Dios, totalmente inspirada por Él, inerrante (sin errores) e infalible (sin fallos) y es la única autoridad en materia de fe y práctica; sus verdades son absolutas y eternas. Las Escrituras constituyen el único estándar por el cual debemos medir todo lo que hacemos dentro y fuera de la iglesia. Por esto afirmamos la idea de "Sola Scriptura", como fue proclamada por los reformadores. Además, la Biblia es completa y suficiente en todos los aspectos. La Palabra de Dios es el único recurso apropiado y suficiente para tratar con los problemas y necesidades del corazón humano. El ser humano no necesita la psicología o las filosofías humanas. Por último, a diferencia de la Iglesia Católica Romana, no reconocemos como inspirados los libros apócrifos.

2. SOBRE DIOS:

Dios es uno en esencia, pero existe en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo han existido eternamente, es decir, ninguno de ellos ha sido creado, no tienen principio ni fin. Cada persona es completa y totalmente Dios y cada una de estas tres personas merece la misma adoración y obediencia. La Trinidad es igual en todos sus atributos, pero cada uno de ellos lleva a cabo diferentes funciones en la obra de la creación, la providencia y la redención.

Creemos que no hay más que un solo Dios vivo y verdadero quien es infinito, eterno, inmutable e inmortal, Creador y Soberano sobre todo el universo, que orquesta activa o pasivamente todo cuanto ocurre por tanto, nada ocurre en su creación sin su consentimiento. Lo que Él desea hacer siempre lo lleva a cabo (Isaías 55:11), cumpliendo así sus decretos eternos e inmutables. Él es todopoderoso, ostenta todo el conocimiento y toda la sabiduría, es omnipresente (está en todo lugar), es perfecto en todos sus atributos, no hay ninguna imperfección e injusticia en Él, es santo, y es glorioso. Él es el único merecedor de toda la gloria, la honra y el honor y todas las cosas concurren para su gloria.

3. SOBRE JESUCRISTO:

Creemos que Jesucristo es el único Hijo de Dios, quien fue concebido por medio del Espíritu Santo y nacido de María, la virgen. Él tiene igualdad y coeternidad con el Padre. Durante su misión en la tierra se hizo semejante a los hombres, siendo al mismo tiempo completa y verdaderamente hombre y completa y verdaderaremente Dios. Con su encarnación no perdió ninguno de sus atributos divinos. Jesucristo es el agente de la creación, ya que todas las cosas fueron creadas por Él, por medio de Él y para Él. Creemos que Jesucristo murió en la cruz por nuestros pecados y Él es el único agente de reconciliación y mediación entre Dios y el hombre. Sólo Cristo salva. Después de su muerte, resucitó corporalmente de entre los muertos y ascendió al cielo, pasando a ser nuestro Sumo Sacerdote e intercesor, sentado a la diestra de Dios Padre.

4. SOBRE EL ESPÍRITU SANTO:

Creemos que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad, a través de la cual somos regenerados, pasamos a ser nacidos de nuevo y adoptados como hijos de Dios. El Espíritu Santo es quien ha sido enviado a convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio. El Espíritu Santo habita en el interior de cada creyente. Él se encarga también de fortalecernos y guiarnos a toda verdad. El Espíritu Santo, junto con Cristo, distribuye los dones a cada creyente, con el fin de glorificar a Jesucristo y fortalecer su Iglesia la cual es el cuerpo de Cristo.

5. SOBRE EL HOMBRE:

Creemos que el hombre fue creado por Dios conforme a su imagen y semejanza, varón y hembra los creó. Por lo cual, entendemos que la Biblia enseña la existencia de estos dos géneros únicamente. Creemos que el hombre está compuesto de dos partes (bipartito): el cuerpo y el espíritu (en múltiples pasajes de la Escritura la palabra alma y espíritu se utilizan de manera indistinta). Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en él aliento de vida. El hombre está llamado a glorificar al Señor con todo su ser. Creemos que el hombre fue creado como representante de Dios en la tierra, sirviendo entonces como regente de la creación.

Creemos que Dios creó al hombre sin pecado, en libertad para escoger entre el bien y el mal, pero el hombre pecó por decisión propia, manchando la imagen de Dios y esclavizando su voluntad al pecado. Por tanto, el hombre está destinado a condenación eterna a menos que sea redimido por gracia, por la obra de Jesucristo y regenerado por el Espíritu Santo. En otras palabras, el hombre natural no puede decidir salvarse a sí mismo o aun elegir a Dios. Creemos que, como consecuencia de la caída, el hombre experimentó vergüenza, temor, pérdida de la comunión con Dios, y muerte física. Ahora es enemigo de Dios y esclavo del pecado; está muerto en delitos y pecados y destituido de la gloria de Dios; con una voluntad esclavizada y un entendimiento entenebrecido.

6. SOBRE LA SALVACIÓN DEL HOMBRE:

Creemos que la salvación es un regalo de Dios, obtenida por gracia solamente ("Sola Gratia"), a través de la fe solamente ("Sola Fide"), en Cristo solamente ("Solus Christus"), por la voluntad soberana de Dios solamente y para la Gloria de Dios solamente ("Soli Deo Gloria"), como bien proclamaron los reformadores. 

Creemos que Dios, nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de Su voluntad para la alabanza de la Gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el amado (Ef. 1:4-6). Creemos que sin el derramamiento de sangre no hay remisión de pecados y solamente el sacrificio de Cristo en la cruz puede proveer el perdón de nuestros pecados.

Para ser salvo hay que ser regenerado, es decir, nacer de nuevo. Este nuevo nacimiento es obra del poder del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios, y se efectúa en nosotros de una manera incomprensible. Aunque la salvación es una decisión divina que depende solamente de la gracia soberana de Dios, la Palabra enseña que el hombre es responsable de sus acciones. El hombre debe volverse a Dios en arrepentimiento y fe. Éstas son gracias inseparables, labradas en el alma por el Espíritu Santo, mediante las cuales nos volvemos hacia Dios sinceramente humillados y profundamente convencidos de nuestra culpa. Confesándonos a Dios y suplicando Su misericordia reconocemos por la fe al Señor Jesucristo como salvador, Señor de nuestras vidas y Rey de todo. Por medio de Cristo somos justificados. La justificación es el gran bien que Cristo asegura a los que en Él tienen fe. Esta justificación incluye el perdón de los pecados y el regalo de la vida eterna. Cristo da esta justificación exclusivamente mediante la fe en Él, y no por consideración de ninguna obra de justicia que hagamos. 

Creemos que la obra de salvación de Dios llegará con éxito a su meta porque así Dios lo ha prometido y asegurado. Los verdaderos regenerados, los nacidos del Espíritu de Dios, no apostatarán de la fe para perecer irremediablemente, sino que permanecerán hasta el fin. Dios está velando por ellos. Su unión perseverante a Cristo es la señal notable que los distingue de los que hacen una profesión de fe superficial y falsa.

7. SOBRE LA IGLESIA:

Creemos que todo aquel que ha puesto su fe en Jesucristo como Señor y Salvador, forma parte de la Iglesia universal (la iglesia en todo el mundo). Todos los creyentes deben participar activamente en la vida de la iglesia local. Creemos que la Iglesia ha sido llamada a ser santa y sin mancha y a esta Iglesia se la ha dado la responsabilidad de proclamar la obra de redención y de dar a conocer la sabiduría de Dios.

Creemos que la autoridad suprema de la Iglesia es Cristo pero que Dios dispuso de líderes en cada iglesia para guiar y gobernar su pueblo. Estos líderes espirituales de la congregación son los pastores (también llamados ancianos u obispos). Pero encontramos un segundo oficio bíblico en la iglesia que son los diáconos, los cuales sirven oficialmente de ayuda para el resto de tareas de la iglesia. La congregación debe someterse al liderazgo de los pastores como enseña la Palabra de Dios en el sano marco de las Escrituras.

El Señor Jesucristo quiere que cada iglesia local se mantenga pura de todo pecado, error y división. Como congregación local creemos en la membresía y en la disciplina de la iglesia que ha de ser aplicada según se describe en la Palabra.

Creemos que a la iglesia se le han dado dos ordenanzas: La cena del Señor y el Bautismo. Creemos en el Bautismo por inmersión, a una edad consciente, que practicamos después de haber creído en Cristo como Señor y Salvador, como una representación de nuestra unión con Él, al morir al pecado y al resucitar a una nueva vida. Cada creyente debe ser bautizado voluntariamente como testimonio público de su fe en Cristo y no como vía de salvación. El bautismo testifica del nuevo nacimiento producido en el cristiano, expresa la esperanza de una futura resurrección en la carne y da fe del compromiso de servicio y entrega que el creyente adopta con el Señor. 

8. SOBRE SATANÁS Y LOS DEMONIOS:

Satanás fue creado como un ángel santo pero él se rebeló y quiso ser como Dios. El orgullo de Satanás lo condujo a su caída. Satanás es el autor del pecado. Él llevó a varios ángeles con él en su caída e introdujo el pecado en la raza humana por su tentación a Eva. Satanás se convirtió en el gobernante de este mundo caído. Satanás es el enemigo abierto y declarado de Dios y del hombre, quien aunque sigue operando bajo la soberanía de Dios, ya ha sido derrotado a través de la muerte y resurrección de Jesucristo y que será eternamente castigado en el lago de fuego.

Respecto a los demonios, creemos que son ángeles caídos que, junto con Satanás, escogieron rebelarse contra Dios. Los demonios siguen a Satanás como su líder y batallan con los ángeles santos en un intento para frustrar el plan de Dios e impedir a su pueblo en su misión y propósito. Los demonios, como seres espirituales, tienen la capacidad de tomar posesión de un cuerpo físico. La posesión demoníaca se produce cuando el cuerpo de una persona es totalmente controlado por un demonio. Esto no le puede pasar a un hijo de Dios, puesto que el Espíritu Santo reside en el corazón del creyente en Jesucristo. Los demonios al igual que Satanás, aunque siguen operando, son enemigos derrotados a los que le espera el castigo eterno.

7. SOBRE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS:

Dios ha señalado un día en el cual el Señor Jesucristo volverá de forma visible, en gloria, para juzgar en justicia a los vivos y a los muertos. Creemos en el regreso personal y visible del Señor Jesucristo a la tierra en el Día Final para juzgar a los vivos y a los muertos. Creemos en la resurrección del cuerpo de todos los creyentes y de los no creyentes al final de los tiempos; los primeros heredarán la vida eterna y los últimos sufrirán tormento eterno. Los incrédulos serán resucitados, juzgados y lanzados al infierno, para experimentar una separación eterna de Dios. Los creyentes serán resucitados y glorificados en sus cuerpos para una vida eterna en plenitud de gozo en la presencia de Dios. Vivimos, pues, a la luz de la bendita esperanza del Día Final, la cual nos conforta en las aflicciones y nos mueve a la santidad.

Confesión Bautista de fe de Londres de 1689
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